A estas alturas no es un secreto que el régimen español se resquebraja. Los dos partidos que se han alternado en el gobierno desde que Adolfo Suárez fuera apartado del Poder, en lo que se puede considerar un remedo del sistema canovista, no sólo dan muestras de agotamiento y falta de credibilidad, algo que muestran claramente las encuestas de intención de voto, sino que además parecen encaminados al colapso: están empezando a surgir pequeños movimientos internos de protesta y ruptura, como son los desencuentros del PSC con el PSOE, y más recientemente el caso de la moción de censura en la ciudad leonesa de Ponferrada, todo esto en relación al PSOE, y por otro lado el caso Bárcenas y la presunta trama de corrupción generalizada en el PP y las dimisiones de cargos públicos (por ahora a nivel local o municipal) que han ido dándose en este partido por causa de la corrupción, de los cierres de servicios de Urgencias médicas, etc.
Para añadir más intensidad a este clima de decadencia, el caso Urdangarín y el caso de la supuesta amante del monarca español, Corinna Larsen, han hecho que la popularidad de Juan Carlos de Borbón haya caído en picado a unos niveles tan bajos que un referéndum que se hiciera mañana daría seguramente una aplastante mayoría a la opción republicana. Pero una consulta popular sobre el modelo de Jefatura de Estado en España resulta imposible actualmente por la oposición evidente del régimen y de los poderes y resortes que lo sustentan.
Si resulta poco probable que se lleve a cabo una consulta sobre la independencia de Cataluña, algo que diferentes analistas vienen apuntando como una cortina de humo orquestada para favorecer a CiU, menos probable resulta que la ciudadanía pueda decidir sobre el diseño de la estructura política del Estado español.
Cada vez con más fuerza suenan los rumores de abdicación, algo que al parecer se iba a plantear antes de finalizar el período de gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Según las mismas fuentes Zapatero evitó encontrarse con una situación política delicada y difícil de manejar, y pidió al monarca que abdicara con el siguiente gobierno. Al llegar al poder de nuevo el PP y posteriormente la sucesión de casos de corrupción que hemos mencionado antes, el monarca habría decidido no abdicar para no perder la inmunidad de la que goza actualmente. Como medida que contente a todas las partes implicadas algunas voces apuntan a la opción de una Regencia.
Pero nadie parece quere dar un primer paso, ni el Rey ni los principales partidos del régimen (PP-PSOE) ante el riesgo evidente de que se abra en la sociedad un debate más profundo que cuestione la actual forma de Estado y apareciera en el horizonte la alternativa de una III República con un modelo unicameral (eliminando el Senado) y con un sistema de democracia participativa. Este panorama tan prometedor tiene muchos obstáculos en su camino. Tanto “la Corona” como los partidos monárquicos PP y PSOE impedirán con todas las influencias y recursos de que dispongan que el guión sea modificado en contra de sus privilegios. Por otro lado, tampoco podemos olvidar los manejos teledirigidos por la oligarquía centroeuropea y por la estadounidense, dado que la soberanía efectiva en nuestro país se perdió en 1939 y el servilismo al imperio de turno se evidenció aún más con los convenios firmados a partir de 1953 tras los cuales se instalaron bases militares de Estados Unidos en nuestro territorio. (A día de hoy las tropas continúan instaladas en nuestro país) Posteriormente, con el gobierno falsamente considerado progresista de Felipe González, la entrada de España en la estructura militar de la OTAN volvió a confirmar aún más el papel de lacayo que nuestra nación juega en el concierto internacional.
¿Una nueva Constitución?
Otros rumores indican que se está redactando uno o incluso dos borradores de una posible nueva Constitución para España. De ser abiertamente conocido este hecho vendría a demostrarse una vez más que el futuro diseño político de nuestro país se impone por las decisiones de unas pocas personas, sin la participación ni las aportaciones del conjunto de la ciudadanía española.
En definitiva, el horizonte político para España muestra sobre todo que la creciente crisis institucional (además de la económica, laboral y social) que vive la nación, tiene fundamentalmente dos soluciones contrapuestas: imponer como en 1978 un régimen igual que el actual o aún más autoritario de lo que ya es, o una salida totalmente democrática con un proceso constituyente surgido de unas elecciones realizadas a tal efecto, que tenga por objetivo restaurar la democracia, la Libertad, y la Soberanía política y económica.
El problema, sin embargo, no es sólo que haya decisiones que se toman y no se consultan con el Pueblo. El problema, además, es que la inmensa mayoría del electorado muestra su desencanto de forma pasiva con la abstención, o elige opciones politicas que no cuestionan el Sistema, ni la permanencia en la Unión Europea. Mientras España no se emancipe de forma efectiva, y por tanto mientras no abandone la OTAN y la UE, mientras no se tomen esas medidas, el futuro del país resulta poco alentador. Pero a día de hoy la idea de crear y desarrollar una estructura de alianzas políticas de los países del Sur de Europa parece poco menos que impensable.
Otro aspecto que no conviene olvidar es el de los grandes medios de desinformación. A la Opinión Pública se le suele privar de informaciones y datos hasta el punto de llevar la manipulación a extremos bochornosos. Como ejemplo de esta situación tenemos el caso de Venezuela donde el fallecido presidente democrático Hugo Rafael Chávez Frías es convertido por esos medios en un feroz dictador, mientras que dictadores de verdad no son cuestionadas por Occidente siempre que sean sumisos o buenos “aliados” como ha sido el caso de Mubarak en Egipto hasta la llegada de la llamada “primavera árabe” o el caso de Bahrein donde la salvaje represión militar en las calles ha sido en numerosas ocasiones silenciada en Occidente, Arabia Saudí, etc. A esto hay que añadir la creciente impunidad con la que se cometen violaciones de los Derechos Humanos en países occidentales supuestamente democráticos. Ejemplos hay muchos como el campo de concentración de Guantánamo, el acoso del gobierno británico a Assange irrespetando su derecho de asilo (a diferencia del trato brindado a Pinochet en su día…) las torturas y cárceles ocultas de la CIA, el incremento de la represión policial a ciudadanas, ciudadanos y periodistas en países como el nuestro, etcétera.
Como vemos, la descomposición política y de restricción progresiva de derechos y libertades no sólo se da en nuestro pais. También fuera de nuestras fronteras.
Pero mientras no se organice una Huelga General indefinida en la UE que haga tambalearse a la oligarquía europea, mientras los sindicatos colaboracionistas (por lo menos en España) se preocupen más por cuidarse de no morder la mano que les da de comer que de defender los intereses de las personas más desfavorecidas, mientras no se articulen formaciones políticas contestatarias y realmente de izquierdas (que aboguen por una salida urgente de la OTAN y de la UE) con un apoyo masivo, mientras las leyes electorales sigan sosteniendo unas reglas de juego con cartas marcadas, mientras no haya un acceso libre y extendido a la Información, mientras no se den estas circunstancias difícilmente las aspiraciones de una Sociedad basada en la Libetad, la Igualdad, la Justicia Social y la Solidaridad van a tener posibilidad de desarrollarse.